El mes pasado, Robbie Rogers, el internacional de la
selección de Estados Unidos, que hasta entonces jugaba en el Stevenage
inglés, hizo pública su condición sexual al tiempo que anunciaba su
retirada del fútbol con tan solo 25 años. “Era mi escape, mi propósito,
mi identidad. El fútbol escondía mi secreto”, escribió el joven Rogers
en su blog haciendo pública su orientación sexual y su decisión de
abandonar el deporte profesional. La noticia causó un gran revuelo no
solo en su país, sino que cruzó el Atlántico, dio la vuelta al mundo y
copó los noticieros deportivos de infinidad de canales y prensa de los
cinco continentes.
Pero Rogers no ha sido el único, Anton Hysen -hijo del que
fuera central del Liverpool y de la Fiorentina, Glenn Hysen- ha sido uno
de los últimos en revelar que es gay a través de la revista Offside.
Incluso la autobiografía del excéntrico entrenador del Nottingham
Forest, Brian Clough, reproducía las palabras que en su día dedicó a
Justine Fashanu, poco antes de que desvelase su homosexualidad y
comenzará el camino más duro que jamás tuvo que realizar, hasta acabar
con él un 3 de mayo de 1998, día en el que apareció ahorcado en un
garaje de Londres junto a una nota manuscrita en la que decía: “no
quiero ser más una vergüenza para mis amigos y familia”. Fashanu se
convirtió, así, en el primer futbolista de élite en declarar su
homosexualidad.
Todos estos ejemplos ponen sobre la mesa uno de los temas
tabú de un deporte considerado por la mayoría exclusivamente de o para
hombres. Un sentimiento que en España cobra mayor fuerza si cabe, ya que
ningún jugador que debuta en la Liga Española ha sido capaz de 'salir
del armario'. Y no es que no haya, puesto que según el secretario
general de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y
Bisexuales, Jesús Generelo, “estadísticamente tiene que haber
futbolistas homosexuales en España”. Entonces, ¿está preparado el fútbol
español para aceptar la homosexualidad de sus jugadores? Para contestar
a esta pregunta, nadie mejor que Zoraida Rodríguez, psicología
deportiva profesional, quien sostiene que el que se acepte o no la
homosexualidad en el fútbol “va a depender de la mentalidad abierta que
se tenga y de lo dispuesto que se esté a poner en tela de juicio lo que
la sociedad nos transmite”. “Es el proceso de socialización el que nos
ha inculcado las ideas que tenemos acerca de lo que debe ser o de lo que
corresponde a la idea de femenino o masculino. De este modo, lo
masculino se asocia con la valentía, la fortaleza, ambición, coraje,
agresividad, inteligencia, competitividad, lo racional, el poder… Y lo
femenino, por desgracia, con la debilidad, la dependencia, lo cursi, lo
emocional, delicadeza, coquetería y frivolidad, entre otros. La
homosexualidad la asociamos pues a esos valores femeninos”, asegura
Rodríguez.
El fútbol como un duelo entre rivales
“Vemos el fútbol como la guerra”, afirma la psicóloga. “Un
combate -continúa- en el que los más fuertes, inteligentes y
competitivos, ganan los tres puntos. Les pedimos a los jugadores que
sean 'hombres' y que hagan su mejor fútbol, que miren a los ojos a sus
rivales y ganen todos los duelos. Pensar que algo femenino forma parte
de ese deporte parece, cuanto menos, disonante. Olvidamos que no
deberíamos juzgar las cualidades antes mencionadas como propias de lo
femenino o masculino, sino simplemente como cualidades. Una mujer puede
ser igual de competitiva que un hombre, y un homosexual tan ambicioso
como un heterosexual. Igualmente, un hombre puede ser delicado o
coqueto, y un homosexual puede no serlo. Para más inri, solemos utilizar
términos relacionados con la homosexualidad como verdaderos insultos
-'maricón' o 'mariquita', por ejemplo-”.
Los miedos a los que se enfrentan los futbolistas gays, y
que quizá condicionan la decisión de hacer pública su homosexualidad,
son los mismos a los que se puede enfrentar un gay que no sea deportista
en caso de no contar con el apoyo de sus allegados y se vea obligado a
esconder su condición. “Hay que recalcar que no todos interpretamos por
igual las mismas situaciones y, por supuesto, va a depender del apoyo
real que tenga el futbolista dentro del vestuario. Pero, en general,
podría sentir miedo a ser rechazado; a que su condición les aleje de su sueño futbolístico; a que esa condición sea malinterpretada y cualquier gesto de compañerismo se entienda como “ligoteo” o coquetería; traición
de los valores de honestidad, esto es, si un gay ha de esconder su
condición puede sentir de alguna manera que no está siendo honesto y que
está traicionando ese valor que en otras áreas de su vida tanto
respeta; frustración por no poder ser quien realmente eres; sentimientos de tristeza, pues no te sientes querido tal y como eres; cierto estrés debido a la ocultación de la propia orientación sexual; sentimientos de indefensión
al pensar que no puedes hacer nada ni por controlar o eliminar tu
orientación sexual (especialmente cuando la persona no lo admite) ni por
controlar lo que piensen o hagan los demás si conocieran su secreto;
así como problemas reales de autoestima
si no hay aceptación de la propia condición sexual. Cuando esta no se
acepta se pueden producir incluso sentimientos de odio o culpabilidad”,
explica Zoraida Rodríguez.
No obstante, “jamás ese sentimiento de grupo que va
aparejado a un equipo podría ser incompatible con la condición sexual de
la persona. Tú te sientes parte de un equipo porque hay un objetivo
común, porque compartes tiempo, esfuerzos y trabajo con tus compañeros.
Te sientes parte de un grupo cuanto más conoces de tus compañeros,
cuando sientes que tus objetivos se conseguirán con la cooperación de
todos”, añade la experta al tiempo que hace hincapié en que ojalá “el
fútbol español nos sorprendiera, tanto a nivel interno como externo. Es
decir, desde dentro de los clubes y a nivel de afición”.
Por su parte, la AFE (Asociación de Futbolistas
Profesionales) ha señalado que la tolerancia debe ser lo más importante
en el fútbol español. Fuentes de la organización afirman que “estarían
dispuestos a participar en alguna campaña contra la homofobia”, puesto
que es incomprensible el acoso al que se han visto sometidos jugadores
como Guti, Guardiola o Cristiano Ronaldo. Acusaciones que no han sido
denunciadas por miedo a que se pusiese en duda su orientación sexual.
Y usted, ¿cree que es difícil salir del armario en un
deporte como el fútbol?, ¿es la afición española tolerante con esta
cuestión?
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